11 de octubre de 2011

La Vanguardia 14.07.1922

DESPOJO FRUSTRADO
LAS PINTURAS DE SAN BAUDEL.
Artículo aparecido en LA VANGUARDIA del día 14 de julio de 1922

Un gran revuelo levantó estos días la. noticia de que por un extranjero, y para ser llevadas a Norte-América, procedíase a arrancar, trasladándolas a telas, las famosas pinturas de la ermita de San Baudel de Berlanga, emplazada entre Caltojar y Casillas, en la provincia de Soria. Con anterioridad, unos vecinos de Casillas pusieron en autos, al gobernador civil, de haberse presentado un individuo, de nombre León Leví, ofreciendo cincuenta mil pesetas por aquellas pinturas. Dicha autoridad les advirtió del derecho de tanteo y retracto que en todo caso, tiene el Estado, y de la responsabilidad que contraían aquéllos que facilitasen la venta; más, por ser la expresada er mita monumento nacional. El anticuario tentó la codicia con la oferta de sesenta y cinco mil pesetas en lugar de la suma anterior, y quienes manifiestan ser condueños de la fábrica, no acertaron a resistir a la tentación.

A poco comparecieron tres obreros italianos que pusieron manos a la obra de arranque de las pinturas. Denunciado el hecho al gobernador civil, don Luis Posadas, faltóle tiempo para ordenar que la guardia civil impidiere a toda costa los trabajos de expoliación y, a más, con el delegado regio de Bellas Artes y dos individuos de la Comisión provincial de Monumentos marchóse a Casillas, comprobando ser cierto lo denunciado.

Se dispuso la incoación de expediente, con objeto de poner en claro a quienes hay que exigir responsabilidad. La guardia civil fue encargada de evitar que se reanudasen las operaciones. En Cataluña iban también, a ser trasplantadas las decoraciones pictóricas de las iglesias románicas; pero la Junta de Museos de Barcelona, al saber que unas de esas pinturas, las de la iglesia de Mur, habían sido arrancadas—ahora están en el Museo de Bostón—, removió Roma con Santiago para impedir, como lo ha alcanzado, que las demás saliesen, para el extranjero, y ha conseguido que las de diez iglesias pirenaicas pasen a constituir valioso caudal del Museo de Barcelona, para lo que se puso, además, de acuerdo con los extranjeros que habían venido a trabajar por cuenta ajena.

Volviendo a las pinturas de San Baudel de Berlanga, transcribimos, a seguida, lo que sobre ellas ha escrito el señor Gómez Moreno en su interesantísima obra Iglesias mozárabes:
«Esta ermita de San Baudel—dice ese ilustre arqueólogo—, aparte su arquitectura, adquiere gran notoriedad por la decoración pictórica que la reviste completamente por dentro. Su procedimiento es a temple y con pocos colores; las pinturas de las bóvedas perdiéronse a fuerza de recalos: la capilla mayor y el rincón oriental, en gran parte, fueron encalados, no manteniéndose visible y bien conservado sino una mitad del total. 

Sus representaciones son del Evangelio, empezando en la bóveda y fueron dispuestas en tres zonas, más una adoración de los Magos y ángeles con escudos, alanceando al dragón, pintados en la capilleja de la tribuna. Su estilo es seudobizantino, absolutamente rutinario, con arquitecturas de arcos regulares, redondos y escarzanos sobre columnas bizantinas e interesando sobre todo ciertas figuras tomadas del natural, especialmente el grupo de guerreros, guardianes del sepulcro, cuyo traje es: loriga con almófar, cazas rojas, zapatos de orejas, yelmo picudo con guardanás y escudo en forma de almendra. Otra zona inferior desarrolla asuntos de la vida ordinaria .expuestos con naturalismo sincero, especialmente cacerías, personajes militares, animales, telas de Oriente y adornos, sin cosa que revele influjos moriscos, pero sí hay un gran camello y un hombre con traje talar, yelmo, lanza y adarga redonda con sus borlas.
En la capilla se traslucen letreros en mayúsculas romanas, pero ilegibles. Será inverosímil fecharlas entre la segunda mitad del siglo XII y principios del XIII, valiendo para ello las otras pinturas de San Isidro (sic) de León, aunque mucho más francesas que datan hacia 1180 »

De lo sucedido en la provincia de Soria despréndese no sólo cuan sencillo es, en nuestro país, apoderarse de las obra de arte ambicionadas,—pues sigúese creyendo que con oro no hay negocio que falle,—sino también la desidia del Estado español, que no tiene montado debidamente el servicio de vigilancia de los monumentos nacionales, a los cuales debieran realizarse, por personas competentes y enteradas, visitas de inspección frecuentes.

Otra contrariedad es que, mientras negocien en antigüedades, a más de los chamarileros de menor cuantía, gente que, por su posición social no había de contribuir a que saliera la riqueza artística de España, es inútil pedir a los gobernantes medidas coercitivas. Ya habrá quienes conviertan en cañas las lanzas ministeriales. Y sí trátase de las Cortes, se atascará, como tantas veces, cualquier proyecto que tienda a retener el tesoro artístico de la nación.

Porque el caso de San Baudel de Berlanga es sólo uno más de tantos como se dan en nuestro país, que no percátase de la inmensa trascendencia que reviste ese éxodo del patrimonio artístico. Todas las naciones no sólo defienden el suyo con ahinco, sino que ven de acrecerlo con el de los demás, si la ocasión se tercia. Nosotros, en cambio, sólo un núcleo pequeño tiene montada la guardia para dar la voz de alarma sobre el despojo intorelable. La. inmensa mayoría no acierta a explicarse, que sea mejor negocio para el reino conservar unos cuadros viejos, unas telas deshilachadas o unas piezas de alfarería, que un puñado de pesetas.

(foto de la Internet: Ermita de la Calzada, en Brías: Declarada Bien de Interés cultural en 1996, y expoliada repetidamente. En agosto de 2011 se llevaron durante la verbena de las fiestas varios fustes y capiteles de su portada)

No hay comentarios:

Publicar un comentario