19 de diciembre de 2013

La Riba de Escalote: the oldest village of Spain

The average age of the village of 'La Riba de Escalote', in Soria's province, northeast of Spain, is of more than 76 years. The highest of the country according to a report of INE, Spanish National Statistics Institute.
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18 de diciembre de 2013

Berlanga en el Diccionario Geográfico y Estadístico de Sebastián Miñano.

Esta magna obra de 11 volúmenes, pretendía ser una compilación de todos los pueblos de España y Portugal. Se publicó entre los años 1826 y 1829 una veintena de años antes del  archiconocido diccionario de “Madoz”.

Y esto es lo que dice el “Miñano” sobre BERLANGA. …

”BERLANGA, V.S. de España, prov. de Soria, cab. de part. de su nombre, obisp. de Sigüenza, Vic. foránea, A.M. de primera clase con dos ordinarios, 425 vec., 1668 hab., 1 parr. Que es insigne iglesia colegiata con el título de Nuestra Señora del Mercado, creada por el Papa León X, año de 1514: su cabildo se compone de 5 dignidades, 12 canónigos, 4 raciones, y 9 medias raciones: 1 hospital, 1 conv. De cada sexo, 1 pósito, caja de correos, admin. subalt. de loterías, Sit. En una hondonada a quien dominan dos colinas. La baña el río Talegones y el Escalote, muy abundante de pesca. A ½ leg. corre el Duero. Produce trigo de varias especies, cebada, avena, legumbres, vio, frutas y mucha caza. Ind. Cría de ganado lanar y vacuno. Dista 8 leguas, E. de la capital, y 4 S.E. de Sigüenza; y desde el Burgo de Osma hay 6 horas de marcha militar, en cuyo intermedio se encuentra Lodares, Contr. 18.542. rs. 25 mrs. Derec, enaj, 6870 rs. 4 mrs”…

¿Alguien se anima a ir al Burgo a marcha militar?.

Laura López Covacho. 2013.

13 de diciembre de 2013

El yacimiento olvidado

Las nuevas tecnologías nos han permitido de un tiempo a esta parte, divisar los parajes de nuestros pueblos desde las alturas, por lo que de vez en cuando leemos noticias de nuevos descubrimientos arqueológicos en lugares donde no se presentían, o la confirmación de otros de los que solo había suposiciones, como en el caso de una de las villas romanas que hubo en Bayubas de Abajo.

Ya hemos dado aquí en varias ocasiones pistas suficientes, si no las había ya en los libros, para deducir que tuvo que haber un poblado fortificado en lo alto del cerro del Coborrón, y si nuestro pueblo no figurara en los últimos puestos de las inversiones culturales de la Junta y la Diputación, algo se tendría que haber avanzado en su estudio. Sabemos que no es esta buena época para pedir, pero por si sirve de algo, aquí les dejamos este primer barrunto de Narciso Sentenach allá por el 1914:

Nada más suntuoso e inexpugnable que aquellos acantilados, tajada la roca a pico, imposible atacar los fuertes de la cima. Por el otro lado en cambio, la subida es muy suave, pero bien podemos determinar por donde irían los murallones que la cercaban. Estos han desaparecido por completo, pero aun en la cima se asienta a la derecha el castillo y a la izquierda se pueden reconocer restos de antiquísima ciudad o fortaleza. Insisto ahora más en la opinión de que para mi esta fue la tan debatida Segeda, que de ningún modo conviene a Canales, y muestra de que también fue atacada por los romanos, son las huellas de otro campamento, que plantaron muy cerca, por su lado norte, por donde a ella llegaron.
(Sentenach, Narciso. Los arevacos. 1914)


Por los restos que todavía se ven y por los pozos que han hecho los buscadores furtivos, deducimos la importancia de este enclave de difícil acceso que pudo ser poblado o campamento de confrontación con el vecino cerro del Castillo, donde todo apunta a que hubo un asentamiento arevaco. 

9 de diciembre de 2013

Pueblo / ciudad

Artículo de Laura López Covacho, colaboradora de este blog, que tiene el suyo propio en http://lauralopezcovacho.blogspot.com.es. La foto, de la escuela de Ciruela es de Isabel y Tomás Oliva Yubero.

Antes de que un conocido anuncio de televisión se encargarse de publicitar las bondades de los pueblos, yo ya lo sabía, todos lo sabíamos. Y aunque en este caso mantengo el formato de Pueblo / Ciudad, se ha de reconocer que en este caso no procede. No son ni serán jamás dos términos ni excluyentes ni comparables. Son sumatorios ambos y gratamente complementarios.

Cuando uno se encuentra en una etapa "intimista" -por decirlo de alguna manera- es inevitable, al menos en mi caso, una mirada a elementos claves de tu vida, una vuelta a los "ancestros". Es entonces cuando en esa "retrospección" vuelven a tu mente esos recuerdos, el baluarte de la familia, y la presencia constante de tus pueblos- aunque no lo sean por cuna-. 

Hace poco me decía mi vecina Maria Luisa lo 
afortunada que era por tener pueblos, y no es la primera persona que lo menciona. Inconmensurables son esas largas vacaciones con el estío, en esos pueblos de madres y/o padres, y como no, y los adoptivos.

No sé si uno es plenamente consciente de que a la "sapiencia urbana" se suma la infinita sabiduría popular. Que a esos juegos infantiles de calle-por desgracia ya tan escasos-se unen los de los pueblos, con los paseos en bici como buque insignia. Que a esos vocablos comunes y cotidianos añadimos esas palabras "autóctonas", que, si rastreamos en su filología y a veces sin apenas cambio, aparecen en la RAE, a saber, rasera/cucharrena. La primera esta en el diccionario de la RAE, la segunda, también; RASERA= paleta de metal, por lo común con varios agujeros, que se emplea en la cocina para volver los fritos y para otros fines; CUCHARRENA= coloquial rural Segovia, Soria. rasera. Hablando seguimos de la sabiduría popular. Se que está la palabra RASERA, en el diccionario porque hace ya algunos años unos amigos- muchos quedaron en el camino- se "mofaban"  de mi porque con lo...que eres Laura...pedí (y encima era casa ajena pero yo cocinaba) una rasera para servir-que no volver-la comida (que además yo servía). No me quedó otra que por cabezota lo busqué en el diccionario. Por cierto, "ande La LiLi"-en el Ensanche, no, no el del plan Cerdá, el de Vallecas, digo que lo pasaba, lo paso y seguro lo pasaré muy requetebién. 

Me recordaba hace tiempo un amigo de "mi quinta" del pueblo materno, Ciruela, Provincia de Soria, mi asistencia ocasional a "las escuelas" el sábado por la mañana; si se leyó bien, entonces había clase matinal: refería digo este muchacho -que atiende al nombre Miguel Angel Recacha-lo mucho que les "chinchaba" que "la maestra"sacase a la de "la capital" a cantar villancicos (hay algo que nunca cambiará y es ese "pique" entre pueblo, población.../ ciudades, provincias, capitales.

Estas y otras experiencias, fueron, son y serán impagables, sobre todo si tenemos en cuenta que esas escuelas ya no existen, que no hay muchachos y por no haber, no hay ni vecinos apenas (me sobran los dedos de la mano para contar el número de habitantes que existe en la actualidad en mi pueblo materno. Menos más que en el paterno, Berlanga de Duero, Soria, se salva de esta despoblación soriana.. Elementos, bagajes irrepetibles de un pasado, que, en el más estricto sentido del término, jamás volverá.

Es curioso las "modas" en relación al ocio. Antes la gente se sentía afortunada por "tener una segunda vivienda" , un apartamento en la playa, o en "la sierra". Ahora como ya se ha dicho produce cierta envidia sana tener un pueblo al que acudir los fines de semana, en las vacaciones o cuando uno se jubila o quiere ..."descansar del mundanal ruido"... como decía FRAY LUIS DE LEON. Pero esos niños de los 60´70´u 80´...(ya adultos, por supuesto) van sin duda a sus pueblos, donde además- con un poco de suerte-están los abuelos que cuidan a sus hijos.
Es el ciclo vital, ese que "nunca muere", como el sabor de esos pueblos, al menos en nuestros recuerdos.

4 de diciembre de 2013

¿Fue el deán Juan Manuel Bedoya obispo de Ourense?

05.11.2013 Miguel Ángel González (Delegado de patrimonio de la diócesis).

Uno de los personajes más interesantes del siglo XIX en Ourense fue el santanderino, criado en Berlanga de Duero, Juan Manuel Bedoya, literato, orador, amigo leal del Cardenal Quevedo, hombre influyente, de talante liberal pero siempre prudente, perseguido por sus ideas, querido por el pueblo, deán de nuestra Catedral durante largos años hasta su muerte en 1850. Gobernador eclesiástico del Obispado durante la larga vacante de 8 años tras la muerte en 1840 del obispo Dámaso Iglesias Lago, hasta la elección en 1848 de Pedro Zarandía Endara. Es precisamente en esta sucesión donde algunos autores incluyen a Bedoya como obispo electo de Ourense. ¿Se le puede considerar así? Aclaramos esto porque en algunas obras así se afirma, quizá por el hecho de incluirlo Fernández Alonso como tal en su Pontificado Gallego. Crónica de los Obispos de Orense, Orense, 1897, pg 585, con el número 88 de los obispos, y así figuró también en los episcopologios de las Guías Diocesanas hasta que a indicación mía se retiró de la última.
Hasta el Concilio Vaticano II los Reyes de España tenían el derecho de presentar a la Santa Sede los candidatos al episcopado y otros beneficios que luego el papa nombraba o rechazaba. Sólo se interrumpió esta práctica por las leyes sectarias republicanas y con la ruptura de relaciones con la Santa Sede. El concordato con la España Nacional devolvió esta prerrogativa al jefe del Estado que la ejerció hasta la renuncia del privilegio pedida por la Santa Sede, a raíz del citado Concilio, el 28 de julio de 1976, a los gobiernos que la mantenían, con el fin de asegurar la independencia de la Iglesia en asunto tan grave.
La larga vacante sucedida en Ourense tras la muerte en 1840 del obispo Dámaso Iglesias Lago, duraría nada menos que 8 años, retrasada por la ruptura de relaciones diplomáticas en 1836 entre España y la Santa Sede que se traducirá en un clima de tensión en estos futuros años, agudizada en 1840 durante la regencia de Espartero que intensificó el sectarismo. Algo se mejoró durante la llamada década moderada (1844-1854) que lleva en 1845 al restablecimiento de las relaciones diplomáticas de modo efímero, hasta 1847 en que tras la llegada al solio pontificio de Pío IX en 1846 y la vuelta de Narváez facilitó a finales de 1847 la reanudación de las conversaciones, que no harán efectivos los cambios y el entendimiento hasta 1848 cuando durante el verano se normalizan las relaciones y se procede al nombramiento de obispos para muchas diócesis que padecían largas vacantes, entre ellas Ourense. El concordato de 1851 culminará este tiempo difícil de tantos incómodos desencuentros entre los gobiernos de España, algunos con evidente y poco razonable carga sectaria, y la Santa Sede. (Puede verse con detalle todo este momento en el documentado trabajo de Vicente Cárcel Ortí Un siglo de relaciones diplomáticas entre España y la Santa Sede (1834-1931). Anales de Historia Contemporánea, 25 (2009) pgs. 314-331).
Es en este contexto cuando el Gobierno de modo unilateral, por Real Decreto de 29 de mayo de 1847 proponía como obispo de Ourense al deán Bedoya. Es decir una propuesta de ningún valor canónico y por tanto una de las muchas nominaciones que se quedaron en nada como no podía ser menos, y por ello no se puede considerar a Don Juan Manuel entre los obispos de Ourense. La noticia se hizo como si se tratase de un nombramiento y así lo publicaron los periódicos y lo debió entender el pueblo de Ourense, ya que en diversos medios desde ese momento se le trata como obispo electo y el Cabildo tiene con él todas las consideraciones del caso.
Dice Fernández Alonso que fundado en su edad avanzada, 77 años, presentó y le fue aceptada la renuncia el 16 de agosto del mismo año. Es una manera de hablar ya que no puede renunciar quien no ha sido nombrado y sería mejor decir que alegando su edad pidió al gobierno desistiese de formalizar una incierta e ilegítima presentación. Quizá además de la edad, que realmente era ya mucha, y achaques Bedoya que no era tonto y sabía derecho canónico, no quiso inteligentemente favorecer una nominación de tan nulo valor eclesiástico como la que le hacía el gobierno y que le podría traer hasta la excomunión. Además de haberse oficialmente presentado su nombre siguiendo el procedimiento establecido cuando las relaciones eran normales, en las instancias diplomáticas todo hubiera quedado en nada ya que encontraría el total rechazo de la Santa Sede, donde por sus simpatías liberales era mal considerado como expresa a las claras el Delegado Apostólico Brunelli que en un Despacho de 12 de agosto de 1847 dirigido a la Secretaría de Estado, sin ni siquiera nombrarlo se refiere a Bedoya (lo traduzco del italiano) de este modo "No hace más que tres días después, es decir, después de un mes de mi partida de Roma, contra el sentido y la letra de la promesa de este plenipotenciario, fue publicado en los periódicos el nombramiento para la Iglesia vacante de Orense en la persona de un clérigo de edad muy avanzada, mal de la vista, y de las piernas, liberal en la teoría y en la práctica" (Vicente Cárcel Ortí Los nombramientos de obispos en España durante el pontificado de Pío IX (Primera parte 1846-1855) ANALECTA SACRA TARRACONENSIA 72, Barcelona, 1999 pg. 55). Ni una consideración mínima a tal propuesta, despachada con el más diplomático de los ninguneos.
El Cabildo de Ourense actúo en este caso como si la presentación del Señor Bedoya hubiese cumplido todos los requisitos canónicos. Veamos los acuerdos sobre ello: (ACO. Actas Capitulares tomo 43 folios 155 y ss): Cabildo extraordinario de 5 de junio de 1847: Habiendo entregado el Señor Deán al concluir las Horas dos oficios?se abrieron y se vio que en uno de fecha 29 de mayo próximo por Real Orden: S.M. se ha dignado presentar para el Obispado de Orense vacante por el fallecimiento de Don Dámaso Iglesias Lago a Don Juan Manuel Bedoya Deán de aquella Santa Iglesia. Manifiesta (Bedoya) al Cabildo que en medio de su avanzada edad y achaques naturales, que es para el mismo una apreciabilísima honra entre las muchas, que, dice, tiene recibidas de sus compañeros y hermanos en 32 años, que lleva de Prebendado en esta Iglesia a pesar de las vicisitudes de la época sobradamente agitada y borrascosa, el ofrecerle con esta ocasión tan plausible por incorporarse en el Catálogo de sus Obispos uno de su propio seno, lo que no se había verificado desde los tiempos del gran Cisma, y ofrecer con esta ocasión la sinceridad de su cordial afecto y los más vivos deseos de conservar la paz y buena armonía a que es tan inclinado por principios, por temperamento y por carácter.
El otro es de fecha 3 de este mismo mes en que dice al Cabildo que con fecha 25 de mayo se le ha autorizado a dimitir del cargo de Gobernador eclesiástico. En el mismo Cabildo se acordó nombrar una diputación capitular para pasar a casa de Bedoya a felicitarle "con el aparato acostumbrado de acompañamiento de capellanes, pincerna y más dependientes". Además "que hoy a medio día haya repique de campanas y cohetes y por la noche se le de música y también con cohetes en señal de júbilo".
Provisionalmente se nombró al cardenal Don Joaquín Cordón para que interinamente gobierne la Diócesis hasta proceder a la regular elección. El 12 de junio del mismo año Don Joaquín Cordón que era con Bedoya Gobernador del Obispado desde 1840, hace renuncia formal de sus derechos y facultades, creándose en el Cabildo una situación incómoda no sabiendo cómo proceder en la elección de Vicario Capitular en este momento en el que Bedoya es "obispo electo". Mientras tanto faculta al Señor Cordón para que interinamente gobierne la Diócesis y encarga consultas a las instancias superiores.
El 28 de agosto en cabildo se leyó un oficio del Señor Deán en el trasmitía la Real Orden de 16 de agosto de 1846 en la que se aceptaba por la Reina su renuncia, trasmitida por el Ministro de Gracia y Justicia Florencio Rodríguez Bahamonde. Con humildad Bedoya aduce sus limitaciones y pide al Cabildo que "mande retirar las insignias y aparatos de distinción con que a título de obispo electo se me honraba en coro y sacristía". El Cabildo le muestra su pesar por la decisión y acuerda retirar el dosel y almohada que se ponía en el coro a los canónigos electos obispos (folios 160-161). En el cabildo de 31 de agosto se lee una comunicación del Arzobispo de Santiago sobre el estado del Gobierno del Obispado y "las preces dirigidas por varios párrocos que dudaban de la legitimidad del gobierno de dicha diócesis" remitiendo a lo que determine el legado apostólico Monseñor Brunelli. Nota que evidencia disconformidades de párrocos que sin duda desconfiaban de un nombramiento con tan evidentes irregularidades canónicas. Todo concluye cuando el 25 de octubre se recibe la comunicación desde Calahorra de Don Pedro Zarandía de haber sido presentado por la Reyna, en este caso ya dentro de los procedimientos acordados con el Vaticano, para la mitra de Ourense.
No significa desde nuestro actual juicio que Bedoya no hubiese sido un buen obispo, de hecho lo fue durante 8 años de vacante, pero sencillamente no lo fue, aunque la consideración equivocada de que hubiese sido elegido como tal obispo justificó el poder ser enterrado en la Catedral, cuando desde hacia algunas décadas al inaugurarse el cementerio de San Francisco el 9 de mayo de 1834, se limitaba por razones de higiene el entierro dentro de las Iglesias a los Obispos y algunos nobles. Precisamente Bedoya pronunciaría un sermón elocuente en la bendición del mismo por el Obispo Dámaso Iglesias. 

Fotos de Fervellasberzas en Flickr y Lazariparcero en Panoramio